se siente en el propio cuerpo.
No te engañes que es peor. Por muchas copas que seas capaz de pagar y te pierdas en la inmensa oferta de las discotecas, aún disfrutando del encuentro furtivo (cuando no ocasional) en saunas, dark rooms, grupos de fiestas, teteras o después de una buena cena en el restaurante marica de turno –plato grande, porción diminuta y costo elevado donde se come muy mal, pero es muy bonito- y vestido de modernidad oliendo a eterna juventud: seguís siendo objeto de burla y humillación.
Dentro del círculo sos un ciudadano más. Fuera del arco iris de los siete colores, a pocos metros incluso de tu entorno, eres una maricona más, la pasiva, un chupapijas, un chongo que atiende por los dos lados, un enfermo, un pedófilo, un degenerado, una aberración de la naturaleza… un pobre homosexual.
No es difícil darse un beso en Alto Palermo, pero se percibe como agresión al hacerlo el almacén del barrio.
Estas marginado/a las 24 horas del día pero vivís como si aquello no fuera tuyo.
Tus vecinos no comprenden la terminología “diversidad sexual” “gay” o “respeto a la
diferencia”, pero sí entienden de maricones, travestís y yironas.
Lo de “transexual” no lo tienen muy claro, pero el resto de la comunidad marica, tampoco.
En la feliz mentalidad del “ciudadano gay”, se percibe la transexualidad como algo oscuro,
exactamente como el resto de la sociedad nos percibe a nosotros, y casi sin darnos cuenta
comenzamos a discriminar copiando el mismo modelo que nos excluye de la sociedad, para
devolverlo en forma de pedradas hacia uno de los grupúsculos peor tratados por la sociedad,
convirtiéndonos en unos marginados que marginan. Con el agravante de hacerlo a la colectividad
más débil.
El miedo existente en el mundo homosexual masculino (retrogrado y machista) de que se nos identifique con el deseo de sentirrnos mujer, nos empuja a situarrnos del lado del malo, del que margina se ríe y discrimina lo que no entiende, como si eso elevase nuestra identidad sexual a la más normal de todas las normalidades, sin pensar siquiera por un segundo, que al acabar con ellas, seguirán con nosotros. Esto se traduce en ver pasar a una traba por nuestro lado y exlamar: Que loca! O hacerles burla.
Mientras en otros países de Latinoamérica muchos transexuales trabajan en discotecas de élite como anfitrionas, relaciones publicas o camareras, en Argentina lo hacen también en pubs de corte alternativo (muy), ya que en general nadie quiere tenerlos al frente de su restaurante, o como imagen de su tienda de ropa.
En Argentina y otros países de Latinoamérica los hombres casados y de buenas familias requieren cada vez más los servicios de las travestis, esto tal vez porque estás últimas acceden a pedidos que sus mujeres jamás pondrían en práctica (se habla mucho de sexo oral y anal) o porque simplemente el gusto por lo que es “casi” igual lo hace más fácil a la hora del levante. Algunos lo ven como si lo “normal” estuviera fuera de moda. Porque hay sobre todo una real pérdida de valores. Otra razón que se esgrime, es el hecho del poder, el “hombre casado” en cuestión, se siente bien, dominando y controlando a su satisfacción a otro hombre, siendo que por lo regular la relación es de competencia entre hombres, en este caso es la dominación total.
A pesar del terreno ganado por Florencia de la V (actriz y comediante argentina – tratada como capocómica), hoy por hoy se traduce en un hecho aislado dentro de la parafernalia televisiva, ya que también en ese ítem se ha avanzado poco y mezclado con el exitismo argentino, la pobre Flor estaba en la gloria en el 2004 (y los trabas obvio) cuando los Roldan también lo estaban. Ahora retirada de la TV y siendo una flamante “mamá”, casada por civil y habiendo cumplido con todos los mandatos sociales, algunas personas no la perdonan y ven con malos ojos su reciente maternidad. (Se encuentra ahora en Los Ángeles en la misma clínica donde Ricky Martín tuvo a sus hijos alquilando un vientre). Jorge Jacobson tuvo frases desafortunadas para Flor cuando declaró: “es un tipo que mea de parado” y que no puede ser considerada la mujer del año.
Lamentablemente en la tele argenta todavía para mostrar tanto a un gay como a un transexual se apunta al cliché, a lo sobrecargado a la composición tipo “Gianola” de la loca alegre, si es un traba le ponen peluca y plumas y hablan todo el tiempo sobre que tiene “sorpresa”.
Tinelli (sospechado de bisexual y repudiado por las organizaciones LGTBL de Argentina, por homofóbico) ha seducido al joven Muscari (dramaturgo, actor y director de teatro) para que entre en su mundo bizarro, obligándolo en muchos casos a jugar situaciones bochornosas que siempre están referidas a la sexualidad del dramaturgo, algo que tal vez a Muscari le guste pero a juzgar por sus seguidores para algunos ha caído en desgracia trocando prestigio por dinero. (Es palabra de Twitter). Nada nuevo.
Cultivamos un resentimiento social y la marginación con todo el poderío que nos puede ofrecer la más fértil de las ignorancias. La transfobia no es un recopilatorio house.
Es en la comunidad gay lo que la homofobia en la sociedad heterosexual.
1 comentario:
Muy bueno, solo que hay algo impreciso en eso de que en muchos países de América Latina las trans trabajan como anfitrionas, que yo sepa ninguno, la sociedad hetero catolica no tolera a la locas y no soporta a las trans, no le crees falsas expectativas a la gente con ese verso, en este lado del mundo somos meras maricas tratando de que se nos respete y por desgracia muchas de esas mariquitas
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